Las personas abnegadas tienen mayor riesgo de sufrir depresión
Los complacientes (personas que son demasiado amables para su propio bien) tienen un mayor riesgo de sufrir depresión. Si bien el altruismo y la filantropía son sin duda virtudes muy necesarias, las personas abnegadas a menudo se sienten victimizadas. Esto se debe a que cuando continuamente abdican o renuncian a sus metas e intereses personales por los demás, ignorando la vocecita en el fondo de sus mentes que les advierte que se tomen un tiempo y guarden silencio antes de satisfacer las demandas de los demás, es natural sentirse emocionalmente agotados y agotados. La vocecita, guardiana de la conciencia, juega un papel importante a la hora de equilibrar el deseo innato de...

Las personas abnegadas tienen mayor riesgo de sufrir depresión
Los complacientes (personas que son demasiado amables para su propio bien) tienen un mayor riesgo de sufrir depresión. Si bien el altruismo y la filantropía son sin duda virtudes muy necesarias, las personas abnegadas a menudo se sienten victimizadas. Esto se debe a que cuando continuamente abdican o renuncian a sus metas e intereses personales por los demás, ignorando la vocecita en el fondo de sus mentes que les advierte que se tomen un tiempo y guarden silencio antes de satisfacer las demandas de los demás, es natural sentirse emocionalmente agotados y agotados. La vocecita, la guardiana de la conciencia, juega un papel importante a la hora de equilibrar el deseo innato de permanecer en la zona de confort y evitar la posibilidad de disgustar a los demás diciendo “no”.
En un mundo cada vez más competitivo, renunciar a tus objetivos personales no es una virtud. Las personas que voluntariamente se sacrifican en aras de los intereses de otras personas corren el riesgo de ser tomadas como objeto de alegría por su propia gente. A veces hacen enojar a los demás por su excesiva dulzura. Debido a su tendencia a complacer a todos, las personalidades que agradan a las personas se debaten entre decisiones conflictivas, lo que puede provocar un aumento del estrés, la ansiedad y la depresión.
Signos de una personalidad amigable con las personas
Una persona que complace a la gente puede tener las siguientes cualidades:
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Les cuesta decir que no, sin importar las consecuencias. Despiértelos a medianoche y estarían dispuestos a renunciar al sueño para atender la llamada de un amigo borracho.
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Son la típica personalidad en la pared. Nadie les pregunta su opinión ni les pregunta sobre sus decisiones porque se sabe que estarían de acuerdo con lo que dicen los demás. Con el tiempo, se vuelve deprimente a medida que la persona se siente utilizada.
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Las personas a las que les gusta anhelan aprobación. Están necesitados. Se sienten deprimidos cuando los critican por sus acciones o por su falta de capacidad para tomar decisiones.
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Se cuestionan cuidadosamente y piensan si lastimaron a alguien intencionalmente o no.
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La mayoría de las personas que se divierten temen las emociones negativas.
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El deseo de la gente de agradar a la gente roza lo neurótico.
Aprendiendo a dejar el hábito
La mayoría de las personas que se encuentran a puertas cerradas se sienten terriblemente solas y deprimidas. Se sienten infravalorados y victimizados porque los amigos y familiares a los que ayudaron con sus sacrificios los pisotearon. Debido a la ira acumulada y el abandono de sí mismos que atraviesan, pronto sufren un agotamiento emocional del que emergen vengativos y sin preocuparse por nadie en el futuro. Podrías caer aún más en el pozo de la depresión.
Es necesario abandonar el hábito de agradar a las personas lo antes posible. También se podría buscar la ayuda de un psiquiatra y aprender habilidades de autoarreglo como:
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Cómo arriesgarse y decir no
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Cómo hacerte importante sin que alguien más se aproveche de tu buen comportamiento
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Cómo ser asertivo sin parecer grosero
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Cómo expresar sin reprimir las emociones
busco ayuda con la depresion
Como ser humano, no es posible estar luminoso, soleado y agradable todo el día y a todas horas. Todo el mundo se estresa en algún momento. Pero cada persona es responsable de su propia felicidad. Es importante inculcar sentimientos de autoestima y amor propio y vivir con un corazón generoso que ayude a todos. La depresión es un trastorno mental grave y debe tratarse lo antes posible con la intervención adecuada y en el momento adecuado. Retrasar el asunto puede resultar desastroso.
Inspirado por Bárbara Odozi