Cuidado de la piel con diabetes: a qué deben prestar atención los afectados
La diabetes puede afectar la piel de diversas formas. Los afectados suelen sufrir sequedad, picazón, mayor susceptibilidad a infecciones y problemas con la cicatrización de heridas. La razón de esto radica en el metabolismo diabético, que perjudica las funciones naturales de la piel. Para paliar estos problemas y mantener la piel sana, es fundamental un cuidado cuidadoso y adaptado. El objetivo es limpiar suavemente la piel, proporcionarle suficiente hidratación y fortalecer la barrera cutánea. Las zonas estresadas, como los pies, requieren una atención especial. Este artículo ofrece valiosos consejos sobre a qué deben prestar atención los diabéticos en su cuidado diario de la piel para prevenir complicaciones y sentirse completamente cómodos. A diario…

Cuidado de la piel con diabetes: a qué deben prestar atención los afectados
La diabetes puede afectar la piel de diversas formas. Los afectados suelen sufrir sequedad, picazón, mayor susceptibilidad a infecciones y problemas con la cicatrización de heridas. La razón de esto radica en el metabolismo diabético, que perjudica las funciones naturales de la piel. Para paliar estos problemas y mantener la piel sana, es fundamental un cuidado cuidadoso y adaptado.
El objetivo es limpiar suavemente la piel, proporcionarle suficiente hidratación y fortalecer la barrera cutánea. Las zonas estresadas, como los pies, requieren una atención especial. Este artículo ofrece valiosos consejos sobre a qué deben prestar atención los diabéticos en su cuidado diario de la piel para prevenir complicaciones y sentirse completamente cómodos.
Limpieza diaria: lavar suavemente y ducharse
La base de todo buen cuidado de la piel es una limpieza regular y suave. Los diabéticos deben utilizar productos suaves e hidratantes que no ataquen la capa protectora natural de la piel. Lo ideal son los syndets sin jabón con un valor de pH neutro para la piel o los baños de aceite.
Ducharse o bañarse con demasiada frecuencia o con demasiado calor puede resecar la piel y debe evitarse. Son mejores las duchas cortas y tibias de un máximo de 5 a 10 minutos. Limpia únicamente las zonas más necesarias como axilas, zonas íntimas y pies con un gel de ducha suave. Generalmente basta con enjuagar el resto del cuerpo con agua.
Después del lavado, simplemente toque suavemente la piel, no frote. Esto mantiene la humedad en la piel. A continuación, aplicar la crema directamente sobre la piel aún ligeramente húmeda para intensificar el efecto.
También se recomienda precaución al afeitarse: maquinillas de afeitar eléctricas secas o afiladas Maquinillas de afeitar desechables Puede irritar o dañar rápidamente la piel sensible. Las maquinillas de afeitar con múltiples hojas y una tira humectante son mejores. Asegúrese de utilizar espuma o gel de afeitar para proteger la piel y afeitarse en la dirección del crecimiento del vello.
Cuidados intensivos: humedad e hidratación.
La piel de los diabéticos tiende a secarse debido a la función de barrera deteriorada. Para contrarrestar esto, es fundamental un cuidado exhaustivo y regular. Los afectados deben utilizar productos de alta calidad que se adapten específicamente a las necesidades de la piel seca y sensible.
Son muy adecuadas las cremas y lociones con una alta proporción de lípidos como ceramidas, colesterol y ácidos grasos libres. Estas sustancias ayudan a estabilizar la barrera cutánea y retener la humedad en la piel. Ingredientes como la urea (urea), la glicerina o el ácido hialurónico también son útiles porque retienen el agua como una esponja y así hidratan la piel.
Las zonas especialmente secas y escamosas pueden beneficiarse de ungüentos con alto contenido de grasa. Estos forman una película oclusiva sobre la piel que literalmente retiene la humedad y promueve la regeneración.
Los cuidados deben realizarse de forma constante al menos dos veces al día, idealmente por la mañana después de la ducha y por la noche antes de acostarse. Si es necesario, se pueden aplicar porciones adicionales de crema durante el día. Es importante masajear suavemente los productos hasta su total absorción. No frote demasiado fuerte para no ejercer tensión adicional sobre la piel.
Pies en foco: atención extra para las zonas estresadas
Los diabéticos tienen un mayor riesgo de sufrir el síndrome del pie diabético. Debido al daño a los nervios (neuropatía) y a la reducción del flujo sanguíneo, los pies suelen ser menos sensibles al dolor y más susceptibles a las llagas, lesiones e infecciones. Esto hace que el cuidado y la inspección diarios de los pies sean aún más importantes.
Lávese los pies diariamente con un sustituto de jabón suave, séquelos cuidadosamente (incluso entre los dedos) y luego aplique crema. Preste atención a enrojecimientos, puntos de presión, grietas o lesiones. Si nota alguna anomalía, consulte a un médico de inmediato.
Retire con cuidado los callos con una piedra pómez, pero no demasiado para no dañar la piel. Corta las uñas rectas y empuja las cutículas hacia atrás, no las cortes. Haga que un podólogo trate las uñas encarnadas o los callos.
Los zapatos deben ser cómodos, no apretados y ofrecer suficiente espacio para los dedos de los pies. Los materiales suaves y transpirables como el cuero son los mejores. Los calcetines hechos de algodón o fibras especiales para diabéticos absorben el sudor y reducen la fricción. Antes de ponértelos, revisa tus zapatos en busca de objetos extraños.
Mantenga los pies calientes, pero no los sobrecaliente. No camines descalzo, ni siquiera por la playa o por tu propio jardín. Eleve los pies diariamente para promover la circulación sanguínea y prevenir la hinchazón.
Tenga cuidado con las lesiones: favorezca la cicatrización de heridas
La cicatrización de heridas a menudo se ve afectada debido al metabolismo diabético. Incluso las heridas pequeñas pueden infectarse y curarse mal. Por eso los diabéticos deben tener especial cuidado y actuar con rapidez.
Tenga cuidado para evitar lesiones cuando realice su cuidado diario de la piel. Manipule con cuidado los objetos punzantes como tijeras o navajas. No se rasque la piel, incluso si le pica. Es mejor proporcionar alivio con geles o lociones refrescantes.
Si la piel está lesionada, limpie y desinfecte la herida inmediatamente y cúbrala con una tirita o vendaje esterilizado. Asegúrese de utilizar apósitos para heridas que no se peguen a la piel y que no se peguen. Revise y venda diariamente hasta que la herida haya sanado.
Para heridas más grandes, profundas o que sangran mucho, consulte a un médico de inmediato. Incluso si la herida se inflama, supura o no sana en unos días, se requiere ayuda profesional. En ese caso, pueden ser necesarios antibióticos o tratamientos especiales para las heridas.
En general, controla bien tus niveles de azúcar en sangre, no fumes y lleva una dieta equilibrada. Todo esto favorece la circulación sanguínea y, por tanto, la cicatrización de heridas. Para las heridas que cicatrizan mal, también puede resultar útil una terapia nutricional especial con vitaminas, minerales y oligoelementos.
Con el cuidado adecuado y un poco de atención, muchos problemas de la piel asociados con la diabetes pueden evitarse o al menos aliviarse significativamente. Es importante reconocer las necesidades individuales de la piel y responder a ellas de forma coherente. En caso de duda, no debes tener miedo de consultar a un dermatólogo. De esta manera, la piel diabética se puede mantener sana y flexible a largo plazo.