Un nuevo estudio vincula el microbioma cervicovaginal con un mayor riesgo de infecciones por clamidia
Las investigaciones muestran cómo los desequilibrios microbianos aumentan la susceptibilidad a la infección y la reinfección y brindan posibles vías de prevención y tratamiento. El microbioma cervicovaginal (CVM) desempeña un papel fundamental a la hora de influir en el riesgo de infecciones del tracto genital. Un estudio reciente publicado en Cell examina cómo la CVM afecta la incidencia y recurrencia de infecciones por Chlamydia trachomatis (CT) y las complicaciones asociadas. Comprensión de Chlamydia trachomatis La TC es la infección bacteriana de transmisión sexual (ITS) más común, con más de 130 millones de casos reportados en 2019. El aumento de la incidencia en las últimas cuatro décadas ha ejercido una presión significativa sobre los sistemas de salud pública...
Un nuevo estudio vincula el microbioma cervicovaginal con un mayor riesgo de infecciones por clamidia
Las investigaciones muestran cómo los desequilibrios microbianos aumentan la susceptibilidad a la infección y la reinfección y brindan posibles vías de prevención y tratamiento.
El microbioma cervicovaginal (CVM) desempeña un papel fundamental a la hora de influir en el riesgo de infecciones del tracto genital. Un estudio reciente publicado encelúlainvestiga cómo la CVM afecta la incidencia y recurrencia de infecciones por Chlamydia trachomatis (CT) y las complicaciones asociadas.
Entendiendo la Chlamydia trachomatis
La CT es la infección bacteriana de transmisión sexual (ITS) más común, con más de 130 millones de casos reportados en 2019. El aumento de la incidencia en las últimas cuatro décadas ha ejercido una presión significativa sobre los sistemas de salud pública.
Una tomografía computarizada puede provocar complicaciones graves, como enfermedad inflamatoria pélvica (EPI), aborto espontáneo, dolor pélvico crónico, infertilidad y embarazo ectópico. Los bebés nacidos de madres con TC corren el riesgo de sufrir conjuntivitis y neumonitis.
Los adolescentes y adultos jóvenes (AYA) representan la mitad de todos los casos nuevos de ITS, con tasas de CT cinco veces más altas entre los AYA negros e hispanos en comparación con sus homólogos blancos, lo que destaca marcadas disparidades en los resultados de salud. Los factores de riesgo para la CT incluyen múltiples parejas sexuales, enfermedades de transmisión sexual previas, edad menor de 25 años, bajo nivel educativo y disbiosis vaginal, comúnmente conocida como vaginosis bacteriana (VB). Sin embargo, debido a que BV y CT comparten factores de riesgo similares, su relación sigue siendo compleja e inconexa.
El microbioma cervicovaginal
La CVM está formada por bacterias y hongos que normalmente están dominados por lactobacilos o se caracterizan por ser polimicrobianos. Especies importantes de Lactobacillus –L. aplastatus, L. iners, L. gasseri y L. jensenii– producir ácido láctico, creando un ambiente que inhibe la colonización de CT. Algunas especies también reducen los niveles de triptófano, lo que limita aún más el crecimiento de CT.
La CVM se clasifica en subtipos moleculares según la secuenciación del gen 16S rRNA y la agrupación de tipos de estado comunitario (CST).
Resumen del estudio
El objetivo del estudio fue examinar la asociación entre BV y CT a lo largo del tiempo teniendo en cuenta factores de riesgo comunes. Los investigadores estudiaron a 560 AYA negros e hispanos, incluidas 187 mujeres con infecciones por CT recién diagnosticadas y 373 controles. Los participantes, de entre 13 y 21 años (edad promedio 20), eran todos sexualmente activos.
Las muestras de CVM se recolectaron aproximadamente seis meses antes de la infección, durante la infección y seis meses después de la infección. Estas muestras se analizaron utilizando una puntuación de BV molecular (molBV), un marcador objetivo del estado de la CVM similar a la puntuación de Nugent utilizada para diagnosticar la VB.
Predicción de riesgo de TC
Los niveles de MolBV fueron significativamente más altos en los individuos que posteriormente desarrollaron CT en comparación con los controles. Esta diferencia fue evidente en las muestras antes de la infección pero desapareció después del tratamiento, lo que sugiere que la disbiosis CVM puede aumentar la susceptibilidad a la TC.
Los participantes con características CVM similares a BV, caracterizadas por valores de molBV más altos y una mayor diversidad microbiana, mostraron un mayor riesgo de CT. En particular, CST-IV-A, un subtipo asociado con Candidatus Lachnocurva vaginae, aumentó el riesgo de CT en 2,5 veces y se asoció con infecciones recurrentes.
Una estratificación adicional reveló que los individuos con un perfil CVM mBV positivo tenían un 62% más de probabilidades de adquirir una TC. Los clasificados como mBV-A (asociados con CST-IV-A) tenían un riesgo 2,4 veces mayor en comparación con mBV-B.
Candidatus Lachnocurva vaginae (33 veces más común en mBV-A) puede alterar la producción protectora de ácido láctico y debilitar la defensa contra la CT. Esta especie estaba estrechamente asociada con una red de diez géneros bacterianos, incluidos Prevotella, Megasphaera y Clostridium, que en conjunto predijeron un aumento de 2,5 veces en el riesgo de CT por unidad de aumento en la puntuación de riesgo microbiano (MRS).
Mayor impacto en el CVM
Las infecciones por TC provocaron cambios significativos en la CVM, aunque las muestras a menudo volvieron a su composición inicial después del tratamiento. Sin embargo, los estadios intermedios de mBV y CST-IV-A permanecieron elevados en los casos de TC en comparación con los controles.
El estado de mBV-A no solo predijo nuevas infecciones, sino que también aumentó 3,6 veces el riesgo de reinfección. En general, las tasas de reinfección fueron del 20,6% en los casos de TC frente al 4% en los controles, lo que representa un riesgo seis veces mayor.
Además, el estado positivo de mBV después del tratamiento se correlacionó con un aumento de las tasas de aborto espontáneo, lo que destaca la importancia clínica de la composición de las CVM.
Conclusiones
El estudio concluye que las características de la CVM asociadas con la BV, como los estados de mBV, las CST y los taxones bacterianos específicos, predicen firmemente el riesgo de infección y reinfección por CT. La pérdida de lactobacilos protectores y el aumento de la diversidad microbiana brindan apoyo biológico a estos resultados.
Estos resultados resaltan la importancia de clasificar la VB por subtipo molecular para comprender mejor su relación con la CT. El papel de la CVM en la susceptibilidad, la recurrencia y las complicaciones también resalta su potencial como objetivo de intervenciones preventivas y terapéuticas.
Fuentes:
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Usyk, M., Carlson, L., Schlecht, NF, et al. (2025). Microbioma cervicovaginal e historia natural de Chlamydia trachomatis en adolescentes y mujeres jóvenes.Celúla.doi: https://doi.org/10.1016/j.cell.2024.12.011. https://www.cell.com/cell/fulltext/S0092-8674(24)01424-7